martes, 13 de diciembre de 2011

Nuestra supervivencia en juego


Siento disentir de los que no ven la mano del hombre en lo que conocemos como el “cambio climático” y al mismo tiempo darles la razón. En estas cuestiones, como en muchas otras, no hay verdades absolutas. Bien es sabido que la naturaleza ha dado zarpazos contra la vida a lo largo del tiempo geológico, como bien se reconoce, por volcanes, terremotos, disminución o aumento del Co2, algún meteorito de dimensión suficiente como para variar el eje de la Tierra o provocar una capa de humo que tarde en sedimentarse, etc. Pero convengamos también que un elemento añadido y ACELERADOR DEL PROCESO, es la presión demográfica, de la que la naturaleza históricamente se defendía con guerras, hambre, peste y demás enfermedades, (el exceso demográfico lo tenemos que negociar y racionalizar, al margen de histerias religiosas o pseudo-culturales) y la quema acelerada y progresivamente desproporcionada de combustibles fósiles. En este momento puntual, insignificante desde el punto geológico o sideral pero importante desde el punto de vista de la vida y sobre todo del tiempo humano, sí estamos acelerando un proceso, quizá dentro de un  más amplio ciclo natural, que puede hacer extremadamente difícil nuestra supervivencia o, por lo menos, nuestra calidad de vida conocida. QUIZÁ ÉSTO FORME PARTE DE LA SELECCIÓN NATURAL con la que se defiende la propia naturaleza y al final queden unos pocos testigos que reinicien un nuevo ciclo. O puede ser también que el hombre ya no forme parte de esa hipotética recuperación de la vida.

Me duele Sanabria (Este día estaba un tanto ofuscado)


He regresado a mi tierra, como el hijo pródigo. He vivido momentos muy emotivos pero al mismo tiempo he vuelto a sentir el dolor por el poco amor que muchos de sus hijos tienen por nuestra cultura. ¡En la oficina de Turismo de Puebla, ante mi interés por la llamada Alta Sanabria, ni siquiera sabían si Hermisende se escribe con hache o sin ella! Sigue habiendo algunos necios en "la villa", que solo están pendientes de no perder de vista su ombligo. Para ellos Sanabria sigue siendo La Puebla, El Lago, El Puente y cuatro pueblos subsidiarios de su prepotencia. Han de recordar que el lobo político de la vecina Galicia está al acecho, hace proselitismo en los ayuntamientos de Lubián y Hermisende y ya reclama como suyos estos territorios. ¿Es que están ciegos? El lenguaje de estos pueblos, con matices locales, es lo que nos queda del astur-leonés, con grades influencias gallegas pero mucho más rico que el galaico idioma, con arcaicismos maravillosos y con aportaciones también del hermano portugués. ESO TAMBIÉN ES SANABRIA (por ahora). ¿Alguien recuerda las vacadas de San Ciprián de Hermisende,  de Hermisende mismo y de La Tejera, atravesando la sierra Gamoneda, desde San Ciprián, por  Hermisende, La Tejera, raya de Portugal, Pedralba, pasar por las inmediaciones de Puebla, internarse en los pueblos de la mal llamada Baja Sanabria, para ir a los pastos de verano de SU SIERRA, por encima de San Martín de Castañeda? Iban a su propia sierra, que la tenían en propiedad mancomunada. ¿Recuerdan los "promotores" de nuestra tierra, desde su atalaya soberbia, que hay restos de una calzada romana, que parte de Requejo se dirige a La Tejera (A Teixeira, para que nos empecemos a entender), recorre la raya de Portugal  adentrándose en Galicia por el Sur? Solo tienen que recordar algunos nombres: CASTROMIL, CASTRELOS, el cerro que domina Hermisende es "O Castro", otro tanto ocurre con San Ciprián, cuyas casas están construidas con el material que fueron bajando del Castro, que les sirvió de cantera. Piensen, mediten, pongan personas válidas, que amen su tierra, al frente de los servicios de información, de cultura, de turismo. No pongan ineptos, parientes de políticos nepóticos ni sus palmeros afines es estos lugares de imagen. Empiecen a AMAR SANABRIA ¡¡TODA!!  Sé de lo que hablo, por experiencia. Yo amo a las dos Sanabrias porque con las dos he vivido, en los años que mis querencias se estaban horneando. Me identifico con sus culturas, con sus folclores y con sus gentes, aunque censure siempre su  cortedad de miras. No pude por menos que llorar escuchando en Miranda do Douro, al sur de Braganza, en la esquina más remota de Portugal, a un grupo de gaiteiros tocando como pasacalle "El mandil de Carolina" (A saya da Carolina). El "Mirandés" es también una rama de nuestra cultura compartida. Ellos están orgullosos de sus raíces norteñas y casi sanabresas. ¿A quién de entre los poderes fácticos “villanos” le interesa esto? Creo que lo único que les ocupa es seguir montados en la burra de su pequeño virreinato. Esta actitud ha creado siempre una  animadversión de las gentes de la Alta Sanabria hacia lo que para ellos representa Puebla y su entorno. Alguna bisabuela a finales del siglo diecinueve y principios del veinte llamaba “Xabresois” (Sanabresones) a todo el que por aquellos lares aparecía hablando castellano. El ninguneo y el desprecio hacia ellos ha ido cultivando esa desafección hacia todo lo que viniera de La Puebla o incluso de la tan lejana Zamora. ¿Queremos los que amamos Sanabria que las cosas sigan así? ¿Quién está interesado en que esto no cambie y por qué?.... Alarúa, un sanabrés.

¿Son las crisis un mal necesario?


·         Podemos seguir hablando de utopías, de cosas bonitas, de mariposas efímeras y hasta del sexo de los ángeles. Todo eso es belleza, poesía, su visión nos engrandece el espíritu, hace aflorar lo más sensible del yo más íntimo.
Pero recordemos que el hombre no se compone solo de eso, con ser muy importante pasa su equilibrio emocional. EL HOMBRE NECESITA CRISIS PARA REINVENTARSE. SIN CRISIS NO HAY PROGRESO. Cuántas veces nos encorsetamos en los rígidos clichés que nos da la sociedad y tenemos miedo de salir de su ortodoxia. No habría progreso sin rompedores, no habría avance tecnológico sin crisis que provoque la investigación. No podemos adoptar indefinidamente la actitud bobalicona de un Buda Feliz.

SI NO ESTAMOS A GUSTO CON NUESTRO MOLDE, ¡ROMPÁMOSLO!
Los timoratos no van al infierno, pero estarán eternamente en el purgatorio.